¡Y que siga la corrupción!

La Cuarta Mafufación se pone honesta, para variar.

Octavio Enrique Abraham

3/8/2024

El pasado viernes 1 de marzo ocurrió lo impensable. Es una noticia que debió aparecer en la primera plana de todos los periódicos del país, del continente y hasta del mundo (con eso de que nuestro Tlatoani súper duper deluxe siempre presume eso de que «es el mejor presidente del mundo mundial», es seguro asumir que la fama de su partido también es internacional). Es un hecho de tal magnitud, que muchos de nosotros, la verdad, seguimos pasmados. Al menos yo lo estoy. Es algo que muchos no pensamos ver en nuestra vida. Un hecho tan, pero tan poco frecuente, que es más probable que un perro comience a hablar, que Godzilla aparezca en la Ciudad de México, que «Sleepy Joe Biden» despierte o que Noroña sea presidente algún día (¡toco madera!).

No sé si lo que ocurrió es la señal definitiva del Apocalipsis venidero en México, con eso de los temblores, sequías y volcanes nacientes, pero es algo que no se veía venir.

¿A qué hecho me refiero? Por supuesto, al que se viralizó pocos minutos después de haber ocurrido: a la petición de la candidata morenista a la presidencia, Claudia Sheinbaum, de que voten por ella para que «¡siga la corrupción!». Pueden ver este hermoso hecho a continuación, para que vean que de verdad ocurrió:

¡Así es! Por fin, un miembro de Morena dejó atrás las babosadas, como esos cuentos de que «todo va bien», de que «hay un servicio médico como de Dinamarca», de que ya no hay «narcotráfico» en el país y, por fin, dijo algo que SÍ es verdad. Yo hubiese pensado que, instantes después de decir esto, la doctora se iba a derretir o a desaparecer como un vampiro que se expone a la luz solar, ya que un morenista diga la verdad de forma tan directa y concisa va en contra de su propia naturaleza y, me atrevo a decir, en contra de los meros principios del partido. Los candidatos morenistas están bien versados en eso de exponer realidades dibujadas por los «otros datos» y en cómo batear (¡no por nada el beis es el deporte favorito del emperador Andrés I!) las evidencias de sus tranzas, por más irrefutables que sean. El hecho de que la candidata morenista a la presidencia haya, por fin, dicho la verdad, merece ser preservado en algún museo, puesto que es poco probable que, quienes vivimos, volvamos a ver algo semejante.

¡Qué dichosos somos de haber visto lo que pensamos imposible! Casi se me salen lágrimas de felicidad, al ver que la doctora, por fin, se nos puso bien honesta y expuso el verdadero eje de su campaña (y la raison d'être de Morena y del presidente López). Ahorita, tal vez no lo apreciemos, pero quienes hemos visto el video (¡y todavía más quienes fueron al Zócalo!) fuimos testigos de un hecho único en la historia. Algo tan increíble, único y especial como ver al cometa Halley o haber visto a los Beatles tocar en The Cavern por primera vez. Especialmente, si consideramos que ya después de este arrebato de sinceridad (y cordura), lo que vino después fue la misma cantaleta de siempre, esa que Sheinbaum ya se sabe de memoria y que viene dictada desde el Palacio Imperial: que si el pueblo, que si la «cuarta masturbación», the usual stuff, y que no vale la pena repetir en este humilde espacio.

Sin embargo, hay que darle crédito a la doctora por haber tenido, por fin, unos segundos de honestidad con los ciudadanos de México. Claro, hubiese sido mejor ver a esa doctora honesta cuando ocurrió la tragedia del Colegio Rébsamen o la de la Línea 12, pero ya ni pex, como diría la chaviza. Solamente quedaría decirle a ella, así como a su jefe López, que no hay nada de malo seguir por el camino de la «verdad verdadera» y que apreciaríamos, por parte de ambos, menos ficciones danesas y más verdades a la mexicana.