Música y política
Una recomendación para músicos...y uno que otro político.


Para componer canciones
hacen falta matices;
para componer países
hacen falta calzones.
¡A echarle ganas, cabrones!
Hace unos días y por azares del destino, conocí a unos jóvenes que tienen una banda de rock. Por azares también, salió a la plática que componen música, mas no letras, porque de eso no saben gran cosa. Músicos líricos, así como su servidor que solamente identifica la clave de sol en una partitura, pero que toca de oído.
Les comenté que regularmente se escribe la letra de una pieza y después se le pone música, porque esto nos da la libertad de hacerlo sin depender de tal o cual melodía o los compases. La misma letra nos va a dar esa facilidad de elegir qué música queremos que lleve. ¡Oye! ¿Pero si ya tengo planeada una melodía, qué? Simple, determina si quieres que esa melodía sea parte de la canción, la cual te dicta la letra y si te gusta y si quieres, la puedes adecuar. Me gustó que son jóvenes que se dejan aconsejar, que escuchan anécdotas, que comentan sus experiencias y que están dispuestos a aprender lo mucho o poco que les pueda transmitir (en mis mocedades, también estuve en una banda y tuve la mía, pasando por gran cantidad de géneros hasta que descubrí mi vena, que era, aparte de tocar el bajo, la de escribir libremente y después poner, previo consenso con los demás miembros de la banda, la música que creíamos la más adecuada). Que si el altavoz queda mejor como monitor para que te escuches, que si la batería debe o no llevar practicadores o estar en tal o cual lado, que si los volúmenes y eso, lo tomaron en cuenta. No dudo que al final del día harán lo que se les dé su católica, apostólica y reverenda gana, pero al menos pidieron consejo y lo escucharon. Se siente bien, porque ya hasta fui invitado a abrir el primer six y a palomar con ellos un rato.
Lo mismo deberían hacer nuestros bisoños y no tan jóvenes políticos: acercarse a quien ya sabe, a quien ya ejerció tal o cual puesto, preguntar lo que se puede hacer y lo que no, lo que se debe hacer y lo que no, cómo se debe hacer o cómo no. Esto, además de darles un amplio panorama del sitio donde están parados, les va a ayudar a decidir acciones u omisiones. Sé que no es fácil ejercer un puesto público, definitivamente, pero por algo están ahí; ya sea porque su familia es de rancio abolengo político (o musical), porque se sintieron con lo necesario para formar parte de un partido político (o de una banda), o porque no les quedó de otra. Vaya, por lo que sea, el caso es que ya están en el candelero local, regional o nacional de la política (o de la música) y esa oportunidad de brillar no la tiene cualquiera.
Se cuenta de un general revolucionario que hizo una gran cantidad de prisioneros del enemigo y no sabía qué hacer con ellos. Alguien se le acercó y le aconsejó que los fusilara a todos. El general montó en cólera y de un pistoletazo acabó con la vida del comedido, diciendo «¡A mí nadien me da consejos si nos los pido primero!». Huy…
También, hace algunos años escuché una anécdota de cierto presidente, a quien le aconsejaron que trajera al gabinete a un gobernador que estaba haciendo muy bien las cosas en su estado. El señor presidente, sin pensarlo, respondió: «Si está haciendo bien las cosas allá ¿para qué lo queremos aquí? Y si está haciendo las cosas mal ¿para qué lo queremos aquí?». Puede sonar a broma, pero es una gran verdad que se refleja en todos aquellos políticos (y músicos). Están (estamos) aprendiendo y buscan rodearse de quienes saben más, de quienes aportan más, de quienes tienen más. Pedir un consejo no es malo, a pesar de que el consejo popular refiere que el mejor consejo es no escuchar consejos, pero no dice nada acerca de pedirlos, así que si no sabes, pregunta; si sabes, apoya; si después de preguntar no sabes nada, ni se te ocurra dar un consejo acerca de lo que no sabes. Puedes terminar escribiendo libros de economía sin ser economista o peor, puedes terminar siendo causante de una debacle política (o musical).
No todo es seguir a pie juntillas aquello de Dios, ponme dónde hay que de lo demás me encargo yo. Hay que hacer las cosas bien y a la primera, aunque desafines, aunque pierdas el ritmo, aunque desentones. Verás que con esfuerzo y dedicación lograrás un lugar en el hit parade, aunque sólo sea one hit wonder. Que te recuerden y te consideren por eso en el mundo de la política (y la música).
Los músicos de vez en vez apadrinan a un alguien a quien, de alguna manera, le ven futuro: para jalar y conectar cables, para afinar un instrumento, para acomodar un escenario, para servir de músico emergente que se aviente el palomazo cuando alguno de los integrantes no puede estar o para ecualizar. Lo mismo pueden hacer los políticos: apadrinar a alguien a quien vean con futuro en la carrera política, a quien puedan hacer a su modo.
Músicos: compongan música. Atrévanse, que por eso tienen amor por la música. Políticos: compongan al país. Trabajen, que por eso creemos en ustedes, porque creemos que también aman a México.
Tan tán.