Lo bailado…

A ganar el volado.

J.C. SanTa

5/7/2024

silver round coins on white surface
silver round coins on white surface

Es momento de acabar

con los gusanos a una voz

que, de manera feroz,

acaban con la milpita.

Lo bailado ¿Quién se los quita?

Una tarde cualquiera se puede convertir en una fiesta, llena de alegría, de abrazos, de excesos y arrebatos carnales, o se puede volver una reunión de caras largas con sus asistentes, tratando de definir si están muy tristes o severamente encabronados, cuestionándose acerca de lo sucedido: «¿Qué nos falló, cuál fue el error?», como dice la canción.

Son las dos caras de la moneda para estas elecciones: un grupo triunfal embriagado con las mieles del «me la pelas», posicionado en los primeros lugares de los sueños en el paraíso, teniendo frente a sí una enorme cantidad de compromisos que cumplir y planeando cómo lograrlo y el segundo grupo, vociferando complós, robos en despoblado, exigiendo conteos votoporvotocasillaporcasilla, poniendo en entredicho al Instituto Nacional Electoral que también tiene frente a sí la prueba de neutralidad más fuerte de su existencia, pues tiene que demostrar que es un órgano al que se le puede tener confianza, que pase lo que pase, estará presto y listo y dispuesto para mostrar los resultados reales de los deseos de los electores, de los anhelos de una nación soberana que poco a poco está tratando de levantarse de la lona, medio noqueado por un grupo de payasos que son los que gritan su desacuerdo, utilizando la más extensa variedad de adjetivos descalificativos.

Han sido seis largos años de aguantar berrinches – que ni a mis hijos -, arrebatos, clasificaciones, necedades y desvaríos aplaudidos por un grupo de lamesuelas sedientos de un poquito de poder, de ese poder que en las manos de un tonto es un cartucho de dinamita con la mecha encendida.

Son las dos caras de una moneda que está en el aire. Las dos caras de una misma sociedad que exige igualdad, las dos caras del vecino que rompe tus vidrios y se asoma, curioso, a ver quién fue. Nuestro país es polifacético por sus tradiciones, por su historia, por su comida, por sus tradiciones, por su música, pero tiene una sola cara ante la adversidad, ante el desastre, y se muestra solidario, dando a otros no lo que le sobra, sino lo que sabe que al otro hace falta.

Los que se van, definitivamente hicieron historia y no precisamente de manera positiva o de grato recuerdo. Sí, los sexenios anteriores no fueron de coser y cantar, pero no estábamos tan divididos como hoy día. Y afirmo que se van porque no hay mal que dure otro sexenio ni pueblo que lo soporte, aunque el PRI haya robado más.

Es momento de ganar el volado. La moneda está en el aire.