Leña verde

¿Estamos ante un «Maximato tabasqueño»?

J.C. SanTa

10/7/2024

2 men playing basketball in grayscale photography
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Como leña de pirul

que no sirve ni pa’rder,

a la Sheinbaum quiero ver

oscura, en el poder,

con el viejo en un baúl.

Dicen que no hay plazo que no se cumpla o algo así. El intento de gobierno de López Obrador llegó a su fin, pero no del todo… Comienza una nueva etapa en las desgracias de México, un «Maximato tabasqueño» que no es una broma, no es una mentira; ya es real, y todos lo vimos venir, aunque nadie hicimos nada. No sé puede hablar de la crónica de una muerte anunciada porque se ha aplicado durante muchas veces en diversas ocasiones durante el mal llamado «gobierno de la transformación».

Hubo, más que transformación, deformación. Y como dicen, «lo que falta, todavía». Este nuevo arranque de pelos (literal) inicia con un títere que es la más horrenda representación de una continuidad que solamente existe en la cabeza de quienes la eligieron. Pasamos de tener un país relativamente seguro (ver sexenio 2012 – 2018 y anteriores), a unos en los que estamos seguros. Estamos seguros de que la delincuencia va a aumentar, gracias a las colusiones del gobierno y el CO; seguros de que la asistencia social se va a terminar de desmadrar (adiós a las guarderías, adiós a los sistemas hospitalarios y a las clínicas en las que al menos había paracetamol); seguros que los trabajos formales son más escasos; seguros que la pobreza va en aumento; seguros que los caminos artesanales y las universidades duran más que las promesas; seguros que los gobiernos actual y anterior inmediato no tienen madre, ni abuela (cuando leas esto, ya la “doctora” es dueña de los destinos de este país). Estamos seguros de que estamos más inseguros que antes y así podemos aumentar la cantidad de «seguros» que entregamos esta otrora gran nación a la mentada transformación.

Poco a poco vamos para atrás, esperando trenes que no funcionan, refinerías que no refinan, aeropuertos sin vuelos pero felices de ser parte de esta desgracia. Dijera Luis Echeverría en su momento «antes estábamos a un paso del precipicio… ahora hemos dado un paso al frente». Igualito, sin más ni mayor explicación. Parafraseando al chilango vergüenza de los chilangos, esta situación «no nos beneficia ni nos perjudica, sino todo lo contrario». Así, este gobierno anterior y no dudo que el actual, lleno de sin sentidos y contradicciones nos va a dejar en la miseria sin misericordia, más preocupado por quitar monumentos que por poner un alto a tanta barbarie, a la clasificación, a la descalificación, al crimen descarado, a la inseguridad de la que estamos seguros de que va en aumento, por cambiar el nombre de las calles, por enjaretarnos el culto a la personalidad, mandando al diablo las instituciones, haciendo menos al que se esfuerza y ensalzando al que tiende la pedigüeña mano. Mucho me quejo, sí, y estoy en mi derecho, porque a los gobiernos se les exige, no se les aplaude y con mayor razón so no trabajan, que para eso se les elige, que para eso se les paga. No, nunca lo han hecho «de a gratis». ¿Alguien recuerda aquellos de «salario mínimo al presidente, pa’ que vea lo que se siente»?

López deja el gobierno, pero también deja el país. No, no hay más noticias acerca de que abandone México. Se va a «La Chingada», según él y nosotros, solamente que son destinos geográficos diferentes. Dejó una chingadera de país y lo tuvo así para no extrañar su rancho, que a decir de él es una quinta sanluiseña, para mí – en lo personal – es el lugar de donde no debió salir jamás; dejemos la parte fisiológica de papá López. El expresidente López Obrador, fue contrario en dicho, pero muy diazordacista: mientras el Trompas decía que «No busco el aplauso del pueblo, de la chusma, ni figurar en los archivos. Al carajo con el pueblo y con la historia», este papanatas no se cansó de decir que «el pueblo bueno» lo cuidó y al carajo las instituciones, mismas que no se cansó de corromper y de hacerlas suyas a modo. Se va, pero no del todo. Se queda su títere a continuar sus desfiguros; no creo que sea una moderna Cárdenas quitándose el yugo de Calles. Por el contrario, será su Pinocho que no tiene vida, sino a través de la magia, y espero que esa magia la consuma en el largo fuego del olvido.