De basura y otros vicios
¿Cuánta basura nos dejarán estas elecciones?
El proceso electoral
ya se ha vuelto una locura:
muchos kilos de basura
de manera exponencial.
¿Quién barrerá el muladar?
En estas fechas en que el ambiente se vuelve una vorágine electoral, en que los candidatos y sus secuaces se hacen de las calles, que la propaganda aparece en un poste sí y en otro también, es necesario poner en la balanza algunas cuestiones de pe$o.
La propaganda engloba las acciones que tienen como objetivo captar adeptos o influir en la actitud de las personas, o sea, que se espera convencer al público para que adopte una determinada actitud o se adhiera a un determinado grupo o creencia.
La propaganda no está ligada al ámbito comercial, sino mayoritariamente a cuestiones políticas: (campaña electoral, captación de afiliados y simpatizantes, entre otras); ideológicas (las ONG, asociaciones, fuerzas armadas); o religiosas (que buscan la captación de fieles a religiones y sectas). Bueno, esto según el ficcionario, porque sabemos que hay partidos políticos que funcionan como secta, ganando adeptos con la promesa de ganar el Cielo aquí en la tierra si votan por tal o cual de sus candidatos. Para que vean que son ciertas sus promesas, les regalan bulas en bolsas de mandado, jugosas bendiciones en billetes de a cincuenta pesos y hermosas túnicas decoradas con el logotipo del partido. Caramba, ¡el mismísimo Mesías redivivo en mi colonia!
Los postes, las bardas, las paredes no se salvan de esa propaganda que sería la envidia de cierto Goebbels. Pura basura, muchos kilos de papel inservible que se van a la basura. Piensen ustedes: playeras que luego sirven para que Firulais no pase frío (porque ni para trapos de cocina), sombrillas que al primer ventarrón salen disparadas, mantas comidas por el sol que no sirven ni para tapar los tendederos y así, todo se va a la basura. ¿Y la de los postes? ¿Y la de los espectaculares, qué? Hay, por mandato, que recoger toda la propaganda antes de las elecciones y, en ocasiones, se cumple...peeeero se quedan los montones de basura que no se quiere llevar el camión de la ídem. A veces, los espectaculares parecen ondear como fantasmas de tan jodidos que los dejó la intemperie y esos nadie los quita. Hay bardas que tienen escritos los nombres de los candidatos en elecciones de varios años atrás. Y ahí se van a quedar per saecula saeculorum. Es decir, ahora hablamos de contaminación visual: basura. ¿Por qué dije al inicio que se trata de razones de pe$o? ¡Porque todo eso nos cuesta, electores o no, simpatizantes o no! Nunca he escuchado a nadie decir que toda la basura propagandística de San Miguel de las Iguanas se haya hecho con materiales reciclables o que se haya hecho composta con ellos. En fin, la hipotenusa.
Con la que no puedo, es con la propaganda de los medios electrónicos. Televisión y radio te bombardean con puros mensajes llenos de estulticia que nos hace ver, a nosotros los electores potenciales, como estúpidos, porque así nos tratan (y no voy a hablar de ningún partido político en ejpejial, ustedes sabrán de quién hablo). Acá, en el Mayab, hasta subtitulan en la (lengua) maya tratando de ser inclusivos. No hace falta ser un genio para hacer los mensajes en la maya y subtitularlos en español, porque la mayoría de los potenciales electores aún hablan la maya. Es decir, continúa la basura propagandística con su furor desmedido.
Se acerca la fecha en que elegiremos el futuro de nuestro país. Se acerca la fecha en que veremos si es verdad que la basura se recoge y se separa, porque se sigue reciclando. Saquemos la basura de nuestra casa para que se la lleve el camión, y no metamos más de la que ya tenemos. Que tu voto sea libre y secreto: si te dan despensas o ropa nueva para el buen Firulais, acéptala, pero no te comprometas con nada ni con nadie que no sea contigo mismo y con tus seres amados, con tu país, con tu futuro y con la historia.
Porque puede llegar el momento en que ya no puedas elegir el calibre de la bala que te va a matar. Aprovecha.